lunes, 5 de julio de 2010

Parte 10. PALMÁCEAS Y TROPICALES



Las palmeras son sinónimo de fortaleza, flexibilidad y permanencia. Si hay un oasis, habrá palmeras. Y teniendo en cuenta que un oasis es lo que más ansiaríamos encontrar en un desierto, sin duda el agua y los dátiles de las palmeras ya serían la culminación de todas nuestras expectativas.

Desde las primeras referencias sobre palmeras en el Éxodo bíblico hasta nuestros días; hemos compartido su sombra, sus frutos y su ornamental belleza durante miles de años. […se dirigieron desde Mará hasta Eloím, la ciudad de los 12 manantiales y 70 palmeras,… Éxodo 15:27
Palmeras esculpidas entre los querubines Ezequiel 41:18 – 1º Reyes 6:29,32]

Algunos estudiosos han pronosticado la aparición de las p
almeras durante el Cretácico. En una era denominada Mesozoica [intermedia], que finalizaría hace 65 millones de años, el Cretácico sería el tercer y último período de esta era. El nombre fue acuñado en 1822 por el geólogo belga Jean d´Omalius d´Halloy, sin duda un nombre difícil de recordar, pero quizá podremos memorizar que la palabra Creta, proviene del latín –tiza-; haciendo alusión a la estructura y color de los sedimentos con los que los científicos ponen en hora al universo.

En botánica se han llegado a catalogar hasta 1999 géneros de 3.200 especies conocidas de palmeras diversificadas en cinco continentes, aunque solo tres de ellas son originarias de Europa.

Es posible que estemos familiarizados con algunas variedades de palmeras y quizá nos interese conocer otras.

Se dividen en dos grandes grupos determinados por la forma de sus hojas:

Palmáceas (si son palmeadas)
Pinadas (si sus hojas son muy alargadas al estilo de la pinaza)

Estas dos grandes familias pueden derivar a otras subdivisiones en función de los segmentos de sus hojas.

Phoenix

Una de las especies más frecuentes en nuestra geografía es la Phoenix, de las cuales 13 variedades crecen habitualmente en los climas cálidos, desde Canarias hasta Hong Kong y atravesando por África y el Mediterráneo hasta la Península arábiga, la India e Indochina.

La palabra Phoenix procede del idioma Koiné –una lengua muerta, el antiguo griego del pueblo-, el concepto se vinculaba con la identidad de una ave zancuda (Herón) a quien la mitología le atribuía la facultad de renacer de las cenizas. En sentido figurado, las palmeras son unas grandes supervivientes capaces de mantenerse con vida bajo climas extremos y sobrevivir incluso al paso de huracanes y tormentas tropicales.

Si cortáramos el tronco de una palmera en sección veríamos como miles de filamentos parecidos a espaguetis verticales bombean agua desde las raíces. Este sistema fibroso, radicular es capaz de impulsar el agua hasta más de treinta metros de altura y empapar todas las hojas hasta las puntas. El diámetro de estos filamentos fibrosos nunca cambian de tamaño, lo cual hace posible la creación de bolsas de agua que son una reserva natural en tiempos de sequías.

Referencias Históricas

La tierra de Tiro y Sidón recibió más tarde el nombre Fenicia del griego fói·nix (“palmera”; ver el libro de los Hechos de los Apóstoles capítulos 11 y 15), como posiblemente también la ciudad de Fenice de la isla de Creta. Fenice - Fenicia [Palmera]. Los fenicios eran cananeos descendientes e una de las once tribus de Cam, nieto de Noé, después del diluvio.

  • Tras la segunda destrucción de Jerusalén, el emperador romano Vespasiano hizo acuñar gran número de monedas con la efigie de una mujer que lloraba sentada bajo una palmera y con la inscripción “Judaea Capta”.
  • En tiempos bíblicos crecían palmas en la costa del mar de Galilea (La Guerra de los Judíos, libro III, cap. X, sec. 8), así como a lo largo de la cuenca baja del caluroso valle del Jordán, y abundaban especialmente alrededor de En-guedí (Antigüedades Judías, libro IX, cap. I, sec. 2) y de Jericó, llamada “la ciudad de las palmeras”. (Deuteronomios cap. 34; Jueces cap. 1 y 3; 2º libro de las Crónicas cap. 28.) También crecían en las tierras altas, como “la palmera de Débora”, en la región montañosa de Efraín.
  • De igual manera, crecían en los alrededores de Jerusalén, como lo prueba el que se usaran sus frondas cuando se celebraba la fiesta de las cabañas (Levítico cap. 23; Nehemías cap. 8) y en la ocasión en que Jesús entró en dicha ciudad. ( Evangelio de Juan cap.12.) Tamar, una de las ciudades de Salomón, recibió su nombre de este árbol. (1er libro de los Reyes cap. 9.)

La Palmera alcanza su madurez y desarrollo entre los diez y los quince años de permanencia; produciendo fruto durante unos cien años hasta su decadencia y final de vida al término de su segundo siglo. Los frutos [dátiles] crecen en grandes racimos que pueden pesar hasta 80 kilos; la recolección se realiza habitualmente durante los meses de agosto y septiembre.

Desde hace muchos siglos, las hojas de la palmera se han empleado para cubrir los tejados y las paredes de las casas, así como para hacer vallas, alfombras, cestas y hasta platos. Las fibras se utilizan para hacer cuerdas y aparejos de barcos, y las semillas de dátiles o pepitas molidas sirven de pienso para los camellos en Arabia. Del árbol se obtiene cera, azúcar, aceite, tanino y resina, así como una bebida fuerte llamada arac que se extrae de la savia.

Plantas Tropicales

Entre las que recuerdo con más cariño y me han dado mejor resultado se encuentran las:

Strelitzias

Bromelias

Aucubas

Aralias

Cannas

Ver guía de plantas tropicales.

Cómo plantar un Jardín Tropical

En países como la República Dominicana hay más de 8.000 variedades de plantas tropicales catalogadas, de las cuales 300 ya son Orquídeas.

Plantas exóticas de Brasil

Entradas anteriores sobre palmeras:

[05/01/2010 Plagas, 23/01/2010 La Lección de las Palmeras]

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