viernes, 7 de enero de 2011

Una enfermedad llamada TRISTEZA



Foto propiedad de Christian Coigny


Según la tradición, fue un monje francés llamado Clément Rodier. Durante su estancia en un monasterio trapense -de la orden de los supervivientes de la Abadía de Trapa- visitó un orfanato en Misserghin, en Argelia sobre el año 1890. En uno de sus paseos por los jardines del monasterio contempló casi fortuitamente un híbrido, fruto de la mezcla de naranjas amargas y las mandarinas al que se le atribuían propiedades reconfortantes y restablecedoras de la salud, especialmente del escorbuto, una enfermedad típica en los navegantes. Con el tiempo, esta fruta fue conocida en honor a su descubridor Clemente, como Clementina. El néctar era muy apreciado pero había muchas amenazas naturales que podían poner en peligro la subsistencia del árbol, era una variedad propensa a sufrir carencias constantes de zinc, magnesio y susceptible a la clorosis férrica. También se detectaron otros inconvenientes para su cultivo, insectos mordedores, chupadores y hongos. De entre todos ellos había, de hecho lo hay todavía un virus, una enfermedad llamada tristeza.



La
tristeza de los cítricos (CTV por sus siglas en inglés) es una enfermedad provocada por un virus de la familia Closteroviridae, género Closterovirus, que afecta a naranjos, mandarinos y pomelos injertados sobre la variedad de naranjo amargo. El virus de la tristeza debilita el árbol, que da producciones escasas, llegando finalmente a matarlo en dos o tres semanas (si el virus es violento) o algunos meses.



Síntomas:

  • Los árboles afectados florecen exageradamente y fuera de estación.
  • Los frutos son pequeños y numerosos.
  • Pérdida de brillo intenso de las hojas.
  • Clorosis muy parecidas a carencias nutricionales.
  • Defoliación y decadencia general de la planta.
  • Progreso lento del virus. El árbol va perdiendo fuerza poco a poco. Las hojas van perdiendo tamaño, verde más plomizo, ligero abarquillado y defoliación sobre todo en los extremos de los brotes. Se ven muchos palitroques secos y recuerda a Bacteriosis y antracnosis.



En el decaimiento lento, el árbol pasa del color verde intenso a un verde claro, perdiendo muchas hojas, vigor y tamaño de frutos. Los árboles pueden durar en este estado varios años.

El propio nombre de esta enfermedad y la manera en que se presenta invita a la reflexión. Los principales portadores del virus son los pulgones y ocasionalmente los mismos instrumentos de poda.
Un virus que necesita ser observado en un microscopio en un entorno aséptico es capaz de arruinar cientos de hectáreas de cítricos.
En la vida muchas y pequeñas cosas, imperceptibles, descuidadas y aparentemente inofensivas pueden hacernos enfermar de tristeza: las promesas que no se cumplen, la falta de reconocimiento, los elocuentes silencios, la deslealtad, la permanente soledad. Son como las patas de los pulgones o la suciedad de las tijeras de poda; la esencia de una dosis de veneno suficiente.


1 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Maestro!
Encantado de seguir tus publicaciones de jardinería, hasta ahora no he tenido mucha suerte con las plantas, ya sabes... Espero tmabien ansioso el lanzamiento de "mandarinas de papel" que leeré con mucha ilusión!
Un saludo y te animo que siguas así!

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